TODA CLASE DE PIELES
Hace mucho, muchísimo tiempo, había un reino repleto de
criaturas mágicas cuyos reyes eran los más hermosos elfos que se pueda
imaginar. Se encontraban en un momento de esplendor, ya que hacía bastantes
años que las guerras habían finalizado y que la paz se respiraba en el ambiente.
Solo había un problema, los reyes anhelaban tener una hija más que nada en el
mundo, pero por más que lo intentaban, la reina no se quedaba embarazada.
Un día en el que el sol brillaba especialmente, la reina
anunció a su marido que estaba esperando un bebé. Ante la noticia, celebraron
una suculenta cena y esperaron pacientemente a su nacimiento. Pero no todo era
alegría, ya que el día del parto hubo complicaciones, y la reina se quedo muy
débil. Antes de morir, la reina pidió que el rey entrara para despedirse, y le
hizo prometer que reharía su vida y buscaría una buena mujer para que le
acompañara durante su reinado. También le dio un colgante con la figurita de un
hada para que le diera a su hija, y así estar siempre con ella.
Al principio, tras la muerte de la reina, el rey se aisló de
todo el mundo, ya que la tristeza le impedía estar al frente del reino. No era
capaz ni de cuidar de su hija. Pero un día, estando en su habitación, se puso a
buscar entre los objetos de su mujer, y encontró su anillo de bodas. El rey lo
interpretó como una señal que le mandaba su mujer para que levantara la cabeza,
y decidió ir a ver a su hija, a la que no veía desde la muerte de su esposa.
Nada más abrir la puerta y ver a la preciosa niña, supo que
iba a ser la más bella elfa que jamás haya estado por esas tierras, y al
instante se arrepintió de haber estado separado de ella. En ese momento, colocó
la cadena con el hadita, junto con la alianza, en el cuello de la pequeña y la
prometió que siempre la cuidaría.
Fueron pasando los años y la joven princesa fue haciéndose
más mayor y más hermosa si aun era posible. En cambio, el rey, seguía sin
fuerzas de buscar esposa, ya que nadie podría ocupar el vacío que le había
dejado la reina.
Una tarde, durante el acostumbrado paseo del rey antes de
irse a dormir, se fijó en su hija, que estaba leyendo en los jardines. Ya era
lo suficientemente mayor para casarse con un apuesto príncipe. ¿Y si la buscaba
un buen esposo para que ambos reinaran, en vez de buscar él a alguien a quien
no amaría nunca?
Al día siguiente, comenzó a preparar un gran baile en el que
su hija pudiese escoger con quien quería casarse. La princesa no se sentía
preparada para ello, así que decidió hacer un trato con su padre: solo se casaría
con un príncipe si la conseguía la diadema más brillante de todo el reino
mágico. Una diadema de la que las mismísimas estrellas sintieran envidia al
verla.
Su padre, un poco contrariado aceptó, ya que no podía
negarle nada a su bella princesa. Pasaron los días y la princesa creyó que su
padre se había olvidado del tema, hasta que una tarde se reunió con ella y la
hizo entrega de la diadema más bonita y
brillante que jamás había visto.
La princesa, que seguía convencida de que no estaba
preparada para casarse, encargó nuevamente a su padre un regalo: un abrigo que
reuniera pieles de todos y cada uno de los animales del reino.
El rey encargó a todos sus súbditos que se pusieran a ello,
y aunque tardaron un par de años, finalmente consiguieron terminarlo. El rey
corrió a darle la noticia a la princesa, y antes de nada, la dijo que no iba a
aceptar más tratos, y que no podía atrasar más el enlace.
Esa misma noche, la princesa cogió su abrigo de toda clase
de pieles, su diadema tan brillante que hasta las estrellas sentían envidia y
el vestido más bonito que había conseguido guardar de los que pertenecían a su
madre y se escapó.
Comenzó a andar y a andar y a andar… andó tanto durante
tantos días, que pronto dejó el reino en el que había crecido atrás. La joven
elfa aprendió a vivir en los bosques, alimentándose de plantas y pequeños
animales.
Una mañana, se despertó al oír a dos hombres hablando muy
cerca de ella. La princesa, que siempre llevaba puesto su abrigo de pieles para
protegerse del frío, pensó que no se darían cuenta de que estaba allí. Pero los
hombres, que se conocían el bosque, sabían que había algo que no encajaba en el
paisaje, así que fueron donde estaba la princesa escondida y tiraron del abrigo
de todo tipo de pieles. La encontraron tan sucia, y tan desnutrida, que
decidieron llevarla a palacio. Durante el camino, la princesa descubrió que no
eran hombres como tal, sino dos elfos, aunque algo distintos a como ella
siempre los ha conocido, ya que estos tenían las orejas más puntiagudas. Por
tanto, se encontraba en el segundo reino más importante del mundo mágico.
Una vez en palacio, el príncipe decidió que podía quedarse
para ayudar en las cocinas. Como nunca se quitaba su precioso abrigo de todo
tipo de pieles, nadie podía ver que sus orejas eran diferentes y nadie podía
reconocerla, aunque todos sabían que había algo en ella que no les encajaba, ya que era demasiado educada para haber vivido en
los bosques.
Fueron pasando los años y la princesa, sin revelar nunca su
identidad, fue ganándose la confianza de todos los miembros del servicio del
castillo.
Un día, el príncipe anunció que iba a convocar a todas las
elfas de ese reino para elegir a su futura esposa en un baile. La princesa, que
estaba locamente enamorada del príncipe en secreto, comenzó a idear un plan. La
noche del gran baile, la bella elfa pidió permiso en las cocinas para irse un
poco antes a ver de lejos como era el baile, ya que nunca había visto uno. La
dijeron que sí, pero que debería de volver a preparar el pastel de nenúfares
que tanto gustaba comer al príncipe antes de irse a dormir.
Y así fue. La princesa, cuando obtuvo el permiso, corrió
hacia su habitación, se lavó, se peinó y se puso el vestido de su madre con la
cadena del hada y la alianza por fuera. Por último, se colocó la diadema tan
brillante que hasta las estrellas sentían envidia. Estaba radiante y bella como
nunca.
Bajó al salón del baile y nada más entrar, todo el mundo
quedó impactado, ya que nadie recordaba haber visto nunca a una elfa tan
hermosa. El príncipe estuvo toda la noche con ella, olvidándose de que había
cientos de elfas más en palacio. Solo existía ella esa noche. El príncipe elfo,
que había leído mucho, sabía que muchas princesas se iban corriendo al llegar
la medianoche, por lo que tomó una decisión: sin que la princesa se diera
cuenta, la puso un anillo para reconocerla en cuanto la volviera a ver.
Efectivamente, la princesa, llegado cierto punto de la
noche, le dijo que debía irse. Ella corrió de nuevo a su cuarto y se puso su
abrigo de todo tipo de pieles. Bajó a las cocinas y preparó al príncipe el
pastel de nenúfares que tanto le gustaba, e introdujo la alianza de su madre en
su interior. Al día siguiente, repetiría esta opción con el hada de su cadena.
Como el jefe de cocina estaba muy ocupado, pidió a la princesa que se lo
subiera ella misma al joven elfo.
La princesa subió y llamó a la puerta. El príncipe abrió y
se llevó una sorpresa al verla, ya que nunca le había subido ella el pastel. Al
recoger la bandeja, se fijó en que la muchacha tenía el anillo que él había
regalado a la bella dama durante el baile. En ese momento la invitó a entrar y
fue comiéndose el pastel lentamente mientras la observaba de abajo a arriba. Al
llegar al último bocado, se encontró con la alianza, así que la preguntó qué
significaba eso y si lo había puesto ella allí. La elfa negó todo
inmediatamente, pero el príncipe estaba preparado. Se acercó a ella, cogió su
mano y la dijo que era la pareja del anillo que él había deslizado en su mano
durante el baile. Sin duda era una señal de que el destino quería que
estuvieran juntos, así que la propuso matrimonio y ella dijo que sí sin
dudarlo.
Al poco tiempo fueron nombrados reyes del reino y tuvieron
un pequeño elfo, viviendo felices muchos años más.
LO QUE HE ADAPTADO
Primero voy a centrarme en lo que he cambiado para
utilizarlo con niños de segundo ciclo:
- En vez de ser personajes humanos, he puesto a elfos, ya que son criaturas fantásticas que siempre llaman la atención a los alumnos.
- La reina deja a su hija una cadena con un hada, para seguir con la temática fantástica.
- La alianza de la reina, he decidido que fuera entregada por el padre a la princesa como símbolo de fuerza para que el padre cuidara a su hija tras la muerte de su mujer.
- He quitado cuando el rey quiere casarse con su hija, ya que creo que el incesto es algo muy complejo para trabajarlo con los niños a estas edades.
- De los regalos de boda del padre, he mantenido solo el abrigo de todo tipo de pieles, ya que me parece bastante significativo del cuento, y he cambiado los tres vestidos por la diadema tan brillante que hasta las estrellas sentían envidia.
- He cambiado que la princesa baile con el príncipe una sola noche en vez de tres para que el cuento no fuera tan largo, ya que pensando en el ciclo al que me dirijo, no sería conveniente.
LO QUE HE MANTENIDO
Los siguientes puntos no los he cambiado porque me parecían
importantes para que no se perdiera la esencia del cuento:
- Que fueran reyes y la hija una princesa que al final del cuento termina casándose con el príncipe.
- Que la reina muriese como consecuencia del parto.
- La decisión del padre de que la hija se tenía que casar, hecho que hace que la princesa se escape al bosque.
- Que sean dos personajes los que se encuentran a la princesa y la lleven a palacio, donde trabajará ayudando en las cocinas.
- Se mantiene que la princesa vaya siempre por palacio con el abrigo de todo tipo de pieles para evitar que la reconozcan.
- Que el príncipe pusiera el anillo a la princesa para posteriormente pedirla matrimonio.
Una adaptación bastante fiel y muy bonita. Perfecto.
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