por Anabel Sáiz Ripoll
En este artículo vemos reflejada la evolución de la literatura infantil a lo largo de los años pasando por cinco etapas importantes:
· - Niño sumiso (Ej: cuentos de Calleja)
· -Niño travieso (Ej: Antoñita, la fantástica)
· -Niño travieso-ejemplar (Ej: Marcelino Pan y
Vino)
· -Niño rebelde (Ej: El Polizón de Ulises)
· -Niño independiente (Ej: La ciudad que tenía de
todo)
Como podemos ver, al principio nos encontramos con una
versión del niño poco realista, una visión en miniatura del adulto. Este
concepto va cambiando poco a poco hacia un niño que refleja el verdadero
comportamiento del mismo, hasta llegar al niño independiente, que incluso
participa en su proceso formador.
Por lo tanto, los niños no podían disfrutar de la literatura
al no sentirse identificados con los personajes. Los niños deben explorar, y ser
traviesos como niños que son, para aprender por sí mismos. Ha sido un proceso
de cambio paulatino que comenzó con una literatura moralizante y didáctica.
Personalmente, desde pequeña me ha gustado mucho leer, es
algo que mis padres hacían conmigo todas las noches antes de dormirme, hasta el
punto de convertirse en uno de mis momentos preferidos del día. Cuando leía, lo
que buscaba era pasarlo bien, y al igual que yo, todos los niños. Sé que los
primeros libros pensados para niños no me habrían gustado, porque leer cómo
debes comportarte, o cómo debes ser en general, no es divertido.
Para terminar, estoy totalmente de acuerdo con Anabel Sáiz
Ripoll y la idea de que la literatura avanza paralela a la sociedad,
retroalimentándose, de tal modo que los cambios en literatura infantil han
evolucionado a la vez que la sociedad se ha ido modernizando. Además, a través
de la literatura, se ofrecen modelos que los niños pueden imitar.
“La literatura infantil, pues, refleja el mundo; pero
también lo modela”.